sábado, 22 de septiembre de 2012

Elijo ser bonobo

El ser humano es un animal cultural. Lo artificial en nosotras es lo natural. Sin cultura, tecnología y, en definitiva, artificios, jamás habríamos aparecido como especie. Eso nos diferencia y nos aleja terriblemente del resto de los animales; aunque haya algunos delfines y primates que muestren algunas de estas características, es de forma mucho más elemental y sencilla (esto es obvio).

Veo en los últimos años una clara tendencia científica y sociológica a buscar explicaciones biologicistas a nuestros comportamientos. Desde los "jipis" ecologistas (a los que me siento muy cercano, no pretendo ser despectivo) hasta las psicólogas evolucionistas y feminismos varios. Y, aunque me parece una gran acierto, no hay que pasarse.

Antes de ser homo sapiens, nuestros antepasados ya eran especies culturales, tecnológicas y artificiales. Sin esos elementos no habríamos pasado de bonobos ni habríamos podido colonizar otras regiones del planeta (nuestro endeble organismo, sin accesorios tecnológicos, solo está adaptado al clima tropical). Lo artificial es natural en el ser humano. Así pues, a la hora de buscar explicaciones a nuestros comportamientos, tirar de biología y comportamiento animal es (solo) una útil herramienta, no una verdad absoluta, aunque las conclusiones sean acertadas. Hay que tirar también del análisis sociológico y cultural. Si no, nuestros argumentos serán parciales, y nuestra conclusiones, por tanto, erróneas.

No somos ni chimpancés ni bonobos (por desgracia). Somos algo mucho más complejo, interesante y peligroso: somos cultura. Nuestras conductas cambian, evolucionan rápidamente. Como especie, nos adaptamos, aprendemos. Nuestros comportamientos son herederos de una acumulación de experiencias y conocimientos que no se apoyan sobre la lenta evolución de los genes, sino sobre la velozmente cambiante cultura. Vienen de nuestros antepasados, se acumulan en la memoria colectiva; antaño transmitida oralmente, desde hace siglos, y cada vez más, almacenada y transmitida en soportes tecnológicos.

Y aquí viene lo mejor: tenemos un cierto control sobre la cultura, una cierta capacidad de decisión. Podemos elegir (siempre como especie, somo sociedad) ser chimpancés o bonobos. No depende de nuestra naturaleza animal, sino de nuestra naturaleza cultural. Yo soy bonobo, no porque lo dicte mi naturaleza, sino porque quiero serlo. Porque lo he aprendido de los libros, de mis amigos, de mis padres y hermanos. De Susana Moo. De los filósofos griegos y alemanes. Del cine y la música. Lo he aprendido de los chimpancés y los bonobos, de las moscas, las libélulas, los elefantes y las lechugas. De la lluvia y el viento. De mi cuerpo.

Elijo ser bonobo. ¿Quién se apunta?